Las ideas germinales que animan a esta obra son, en primer lugar, la noción de evolución (en términos biológicos) y la proliferación fractal, también
como principio presente en la naturaleza.
La obra, sin dejar de ser una composición musical, aborda dos aspectos más de la expresión artística: la expresión visual y la interactividad.
La música ha sido organizada según una jerarquía de segmentos de duración, establecidos según la proporción áurea, que parten de las sonidos mismo y
culmina definiendo la macroforma. El principio de inclusión de los segmentos en los distintos niveles (la autosemejanza) es el factor en donde se manifiesta la
fractalidad. En su conjunto, la obra va evolucionando, partiendo de un conjunto de sonidos que son variados espectralmente hasta obtener una nueva tímbrica
hacia el final. Dinámicamente y texturalmente la obra opera como un gran 'crescendo' que culmina en un 'fortíssimo', en donde concluye.
En cuanto a la imagen, el elemento generador consiste en tres segmentos de cuyas puntas salen 'hijos', réplicas del mismo, que son susceptibles de mutar
(según un modelo evolutivo artificial) en su cantidad de patas, duración de vida, color y tamaño. La reproducción de estos segmentos va construyendo una trama, más o menos aleatoria,
que cumple también con el principio de autosemejanza.
La reproducción de los segmentos de la imagen como la proliferación de parte del material dentro de los segmentos sonoros están regulados por la
intervención interactiva de los espectadores, quienes al recorrer el recinto en donde la obra es expuesta 'disparan' los distintos sucesos. Un sensores es el encargado de captar
el movimiento del público.
Tanto música como imagen están tratados sincrónicamente, y las conductas reveladas en un espacio se replican en el otro.
Tecnología:
Sensor de presencia tipo PIR
Processing
Max MSP
Realizadores:
Gustavo García Novo
Rodrigo Valla
Guillermo Perna
Matias Niebur
Lucrecia Ugena
Fernando Kiener